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Los cubrebocas dejaron de ser artículos de alta demanda en la ciudad

La venta de cubrebocas disminuyó hasta 80 por ciento en algunos puestos del Centro Histórico, aseguraron vendedores informales, quienes recordaron que su costo también se redujo, por lo que ahora una mascarilla KN95 va de cinco a 10 pesos, y cuando empezó la emergencia sanitaria, en marzo de 2020, llegó a por lo menos 100 pesos.

En un recorrido por el primer cuadro de la capital y en las inmediaciones del Centro Médico Nacional Siglo XXI y el Hospital General de México, los comerciantes coincidieron en que las caretas de plástico y el gel antibacterial, así como los guantes, salieron de sus establecimientos desde el año pasado “porque las personas dejaron de comprarlos”.

Karina Tapia, quien vende cubrebocas afuera de la estación del Metro Allende, comentó que desde los primeros días de febrero sus ventas se desplomaron entre 70 y 80 por ciento, por lo que analiza si cambiará de giro una vez que se le acaben los paquetes que vende en tres pesos, pero hace tres años costaban 20.

La mujer se dedica al comercio desde hace 28 años, cuando empezó a vender bolsas reciclables para que las personas guarden sus pertenencias; lo mismo pasa a una cuadra con José, quien además de las mascarillas ofrece vasos térmicos y cucharas

Ambos señalaron que algunas personas compran cubrebocas que usan en el Metro o para los niños, pues es obligatorio en las escuelas.

Vendedores sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas y en alrededores de los hospitales dijeron que las ventas han disminuido, aunque en menor proporción, ya que sus clientes son médicos, enfermeras, pacientes y familiares de quienes están hospitalizados, así como maestros, alumnos y meseros.

En los puestos se pueden ver ofertas de cinco cubrebocas por 10 pesos, mientras los tricapa una decena por 10 pesos, o bien cajas de 50 mascarillas en 40 pesos; en el Eje Central se ofrecen tres cajas por 100 pesos.

Afuera de Parque Delta, Miguel reiteró que las ventas bajaron entre 70 y 80 por ciento, por lo que “ya no es redituable el negocio” y ahora sólo se dedica un par de días de la semana a él y se enfoca en ofrecer artesanías en la glorieta de Insurgentes, la Basílica de Guadalupe y el mercado de artesanías de la Ciudadela.

Durante el recorrido pocas personas adquirieron cubrebocas, entre ellas Belén, quien aseguró que “el covid está conviviendo con nosotros, llevarlo es preventivo”.