Nacional

Empresas familiares: motor de la economía

Las empresas familiares son pieza esencial de la economía nacional. De acuerdo con el Instituto de Familias Empresarias para México y Latinoamérica (IFEM), representan el 90% de las unidades económicas en nuestro país y son generadoras del 75% de los empleos.

Este tipo de negocios conforman principalmente las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMes). Si bien pueden ser operadas únicamente por la familia (las que no requieren tantos colaboradores), también se incluyen aquellas en las que un grupo familiar posee toda o la mayoría de la propiedad (las de mayor escala). “Estos son una forma de negocio sumamente común e importante en nuestro país. Muchos de los pequeños y medianos negocios nacen de la iniciativa de una familia por salir adelante, aprovechar talento compartido o mantener viva una tradición. Desde comercios locales hasta tiendas en línea, este modelo es una base importante del ecosistema emprendedor nacional”, indica Luis Gómez, director de PyMEs de la plataforma de comercio electrónico Tiendanube México.

EL LADO BUENO.. Y EL NO TAN BUENO
Una de las principales ventajas competitivas de las pequeñas y medianas empresas familiares se relaciona con el control de la operación, tanto en la dirección como administración del negocio. De esta manera, los integrantes de la familia comparten la responsabilidad de llevar a cabo las funciones clave de la empresa, así como la toma de decisiones, cuya respuesta puede ser más rápida en comparación con las grandes compañías.

En este tipo de negocios destaca mucho la confianza. “Emprender con la familia implica, por lo general, relaciones construidas a lo largo de los años, lo que favorece una comunicación directa. “Además, compartir un propósito común genera un compromiso emocional que puede traducirse en mayor resiliencia ante los retos. También es frecuente que los recursos, tiempo, capital y redes de contacto se integren de forma más natural”, apunta el especialista en PyMEs.

Los niveles de control, ya sea en servicios, detalles a cuidar o instalaciones, suelen ser más altos en las empresas familiares porque son los propios fundadores o sucesores quienes llevan a cabo las revisiones o, en su caso, las correcciones. Cuando los negocios son más pequeños hay oportunidad de tener un mejor enfoque en los clientes, como proporcionarles un trato más personalizado.

Por otro lado, estos emprendimientos suelen enfrentar dificultades como conflictos familiares, que pueden tomar tiempo resolver y, por ende, complican el funcionamiento de la operación. Una medida que ayuda a solucionar este tipo de situaciones es contar con consejeros fuera de la familia, quienes aporten un punto de vista neutral. “En ocasiones es difícil separar el negocio de los temas familiares. También suelen asignarse roles por parentesco y no porque alguien sea bueno para algo. En ese sentido, a veces el talento externo no es aceptado por no formar parte del núcleo”, considera Marcos Gottfried, director general de Tradex Exposiciones.

Las familias conservadoras, o que se muestran muy fieles a la historia o valores de la organización, por lo general son inflexibles al cambio, lo que puede frenar su desarrollo. Otro aspecto al que no se le da mucha importancia, pero es fundamental para el futuro del negocio, es contar con un plan para definir a los sucesores apropiados.

¿QUÉ SE REQUIERE PARA CRECER?
No hay una receta mágica para que este tipo de emprendimientos prosperen. De las empresas familiares en América Latina, según datos del IFEM, 60% llega a la primera o segunda generación, 30% alcanza la tercera y solo 10% sobrevive a la cuarta generación o una mayor. Las MiPyMEs, en específico, tienen una alta tasa de mortalidad: entre 2019 y 2023, nacieron un millón 700 mil de estos establecimientos y cerraron un millón 400 mil, dio a conocer el Inegi. Contar con una planeación estratégica es clave para llevar el negocio a buen puerto. Esto implica tener objetivos claros, medibles y alcanzables; así como establecer un conjunto de decisiones y acciones para conseguirlos. Como parte de este paso, también hay que conocer bien el nicho de mercado y analizar la competencia.

LAS HERRAMIENTAS
En la actualidad, es imposible hablar de desarrollo sin adaptarse a la tecnología. “Las PyMEs necesitan muchas herramientas para crecer en el ecosistema digital, desde formas de envío a distintos lugares hasta software profesional para gestionar sus negocios. Todas esas integraciones pueden resultar muy costosas si se realizan de manera independiente, por eso muchas empresas no dan el paso a la digitalización”, señala Luis Gómez, director de Pymes de Tiendanube México.

Una gestión financiera adecuada define el futuro de estas unidades económicas. Tener una administración eficiente implica establecer objetivos financieros precisos, controlar tanto ingresos como salidas de dinero, contar con un flujo de caja, además de armar un plan contra riesgos que pudieran afectar la empresa.

Los emprendimientos familiares corren el riesgo de estancarse, sobre todo por no abrirse a la innovación. Estos negocios deben experimentar con nuevos productos o servicios, buscar expandirse a otros puntos o mercados y adaptarse a las necesidades cambiantes de los consumidores.

FUERTE COMPROMISO
Continuar el legado familiar representa un doble reto. Por un lado, implica mantener vivas tanto las técnicas como valores con los cuales se fundó una empresa; y, por otra parte, aportar una visión contemporánea al negocio, que no solo permita su expansión sino también su diversificación.

A ese desafío se enfrentaron los hermanos Rovira, Pamela y Eduardo, quienes llevan el control de Tintorería Real en la CDMX y Toluca, respectivamente. La empresa, especializada en el servicio de prendas de lujo, mantelería y vestidos de novia, fue creada por los tíos de su mamá en 1962. El primer local abrió en la Condesa y desde entonces se mantiene en operación.

Luego de que el negocio fuera vendido, regresó a manos de su mamá en los años 90. Si bien desde pequeños los cuatro hermanos aprendieron el quehacer de la empresa, solo ellos dos decidieron continuar dentro e involucrarse de lleno.

“Para nosotros, es una gran responsabilidad cuidar lo que nuestra familia tanto trabajó”, cuenta Pamela.

Con ocho sucursales en operación, 20 rutas a domicilio y una plantilla de 150 empleados en la actualidad, su negocio ofrece un servicio de tintorería de más de mil 500 prendas diarias en la Ciudad de México y Toluca. “Decidimos dividir la empresa y que cada uno se hiciera cargo de una zona. A pesar de trabajar separados, lo que nos mantiene unidos es escucharnos.

“Muchas veces, el ego no permite que las empresas familiares continúen, ya que empieza a haber una lucha de intereses. En nuestro caso, cada uno se encarga de una parte de la empresa, pero nos ayudamos a resolver situaciones y compartimos qué nos funciona y qué no”, menciona Pamela.

No todo ha sido sencillo en el negocio familiar. La directora recuerda que su papá los hizo trabajar a ambos en todas las áreas de la tintorería, desde lavado hasta planchado, para conocer las entrañas de su servicio. Sin embargo, considera que el aprendizaje que hoy poseen influye para que los demás empleados los respeten.

“Formar parte de una empresa familiar puede ser más desgastante. Por ejemplo, cuando tenía una discusión fuerte con mi papá, tenía que seguir viéndolo aun cuando llevaba tres días enojada con él”, dice. Ese tipo de situaciones pueden desestabilizar un negocio familiar, pues según la plataforma financiera Dinero.mx, en más del 60% de éstos no hay protocolos formales para manejar diferencias entre los miembros.

El dato: El éxito de un emprendimiento familiar depende de distintos factores (una planeación estratégica, una buena gestión financiera, adaptación al mercado y la tecnología, entre otros), incluso del giro de la unidad. Hay actividades económicas con mayor tendencia a prosperar si estas se realizan entre grupos de parientes.